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Cuando la evasión parece compromiso (y cómo darte cuenta)

Septiembre lo hemos dedicado a mirar cómo nos relacionamos con nuestro negocio. Hoy quiero hacerte una pregunta directa: ¿te estás relacionando desde la evasión o desde el compromiso?


El compromiso es contigo, con tus objetivos, tus prioridades y tu energía. Es dar pasos, aunque sean pequeños, hacia lo que realmente quieres construir.


La evasión, en cambio, no es simple flojera ni desinterés. Muchas veces aparece disfrazada:


  • Evadimos por miedo o por sentirnos insuficientes para ocupar el rol de líderes.

  • Nos llenamos de tareas, de ocupaciones, y creemos que estar muy ocupadas es estar comprometidas (cuando en realidad es otra forma de evadir).

  • Nos sobre identificamos con etiquetas: “no sé lo suficiente”, “no estoy lista”, “esto no es para mí”, “yo no soy buena en ventas”.

  • Incluso nos ponemos en movimiento, pero como dice James Clear en Hábitos Atómicos, “no actuamos del todo porque queremos retrasar el fracaso”.


Una clienta me dijo recientemente: “Sugey, he leído mucho sobre esto, pero la verdad no es nada fácil”. Ella postergaba revisar los números de su negocio, ni siquiera sabía con claridad cuánto vendía y seguía trabajando como si nada. Esa evasión se había convertido en un hábito de años. 


La información sola no transforma. Podemos identificar qué nos mantiene postergando, leer mil cosas, pero si no actuamos, nada cambia. El ingrediente que lo cambia todo es el compromiso, es decir, la decisión de actuar.


  • Cuando nos relacionamos desde la evasión, perdemos energía.

  • Cuando nos comprometemos, recuperamos poder personal.


Y detrás del compromiso hay algo más profundo: autoestima, confianza y amor propio. Porque comprometerte con tu negocio es también comprometerte contigo, con tu crecimiento y con lo que sueñas.


Cómo dejar de evadir y empezar a comprometerte de verdad


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Quiero dejarte esta ruta en 4 pasos sencillos. Recuerda: cuando eliges evadir, estás sacrificando tus sueños y negociando contigo misma.


  1. Ponle nombre a lo que estás evadiendo. Escríbelo.

¿Qué es lo que estás dejando de hacer? ¿Qué quisieras lograr? Verlo en papel hace la evasión innegable.


  1. Identifica la fuga energética detrás de tu evasión. Pregúntate:

    • ¿Es que no sé cómo hacerlo? (incertidumbre)

    • ¿Es que no me creo capaz? (insuficiencia)

    • ¿Es que no tengo tiempo? (excusa común)

    • ¿Es miedo al fracaso, al juicio, a lo que dirán?

    • ¿Es perfeccionismo?


  1. Cuestiónalo.

¿Por qué creo que esto es verdad? ¿De dónde viene esa historia que me cuento? Reconocer de dónde nace esa creencia es empezar a desarmarla.


  1. Acciona lo opuesto.

No lo pienses, hazlo. Si tu fuga energética es la insuficiencia, busca evidencias de que ya eres suficiente: ya tienes un negocio, lo creaste tú, lo pusiste en marcha, y eso demuestra tu capacidad. Haz un paso pequeño en dirección contraria a la creencia.


Comprometerte con tu negocio no es un tema de productividad: es un acto de amor propio. Cada vez que eliges dejar de evadir y dar un paso, aunque sea pequeño, te estás diciendo: “soy suficiente para esto”.


Si este artículo te resonó, guárdalo y vuelve a él cada vez que sientas que la evasión se disfraza de compromiso. Y si quieres, cuéntame en los comentarios qué estás eligiendo comprometerte a hacer hoy: ¡me encantará leerte y acompañarte!





 
 
 

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